¿QUÉ ES LA RADIACIÓN? Y TIPOS:
Existen dos tipos de radiación, la ionizante y la no ionizante. La radiación es una forma de transmitir energía en forma de ondas electromagnéticas o partículas subatómicas. La radiación ionizante es aquella que puede ionizar la materia y es la más peligrosa, como las partículas alfa (α: átomos de helio o He), beta (β: electrones) y rayos gamma (γ: onda electromagnética compuesta por fotones) o rayos X (similar a la gamma pero no se produce por fenómenos nucleares, sino por la desaceleración de electrones). Estas radiaciones suelen provenir de elementos radiactivos, así que no solemos estar expuestas a ellas*.
*No es cierto que no estemos expuestos a este tipo de radiación, ya que la “radiación natural” del medio ambiente a la que estamos expuestos suele ser de este tipo. En la naturaliza existen minerales con elementos radiactivos, las ondas cósmicas que nos llegan del espacio suelen ser de este tipo, etc. Las pantallas CRT (los famosos tubos de rayos catódicos) producen rayos X, debido a la desaceleración de los electrones tras impactar contra la pantalla. También algunos materiales que empleamos para la construcción como ciertos granitos y gres o piedras pueden contener minerales con elementos radiactivos. Además, algunos elementos cotidianos que empleamos suelen tener isotopos radiactivos… Por ejemplo el hierro (Fe), que puede tener muchos isotopos, aunque naturales solo haya cuatro (el 54, 56, 57 y 58, siendo el 56 el más abundante) y aunque el 54 no es el más abundante, es un radioisótopo. Si se ha realizado una pieza sin seleccionar los isotopos de los que se compone, ésta tendrá un tanto por ciento del isotopo radiactivo. Si disponemos de un medidor Geiger-Müller podremos analizar todo lo que nos rodea y ver a cuanta radiación estamos expuestos.
Pero sí que estamos más expuestos a la radiación no ionizante. La naturaleza de esta radiación también viene en forma de onda o partícula pero, debido a su menor energía, no es capaz de ionizar (arrancar electrones de los átomos), como mucho los puede excitar. Esta radiación engloba la emisión de neutrones (terriblemente dañina para los seres vivos, pero afortunadamente provienen de elementos radiactivos sellados), el láser (algunos láseres muy intensos pueden ionizar y por tanto pueden considerarse como ionizantes), la radiación térmica, la luz, las microondas, los infrarrojos, los rayos UV (algunos ultravioleta pueden considerarse ionizantes) y otras ondas con bajas frecuencias o ELF producidas por los aparatos eléctricos y electrónicos (electrodomésticos, ordenadores, aparatos/redes de transmisión y comunicación, cableado,…). Los problemas de esta radiación, aunque no son tan rápidos y evidentes como los de la radiación no ionizante, no deben ser despreciados, puesto que una exposición prolongada puede afectarnos gravemente a la salud y causar enfermedades (sobre todo relacionadas con el sistema nervioso o cáncer si son muy intensas).
La radiación afecta por dos flancos, por el tiempo de exposición y por la intensidad. Una exposición a una fuente débil de radiación durante un prolongado tiempo puede tener efectos similares a los de una exposición momentánea a una fuente intensa. Así que cuidado con la intensidad y el tiempo de exposición…
¿CAUSAS PRODUCIDAS POR LA RADIACIÓN?
Como este artículo no trata de la radiación ionizante, puesto que no estamos tan expuestos a ella como la no ionizante, me centraré más en ésta última. La radiación, tanto ionizante como no ionizante, puede causar efectos negativos para la salud a corto plazo. Uno de los efectos más habituales es los cambios en el ADN o su fragmentación, causando mutaciones, deterioro genético y enfermedades graves como la leucemia o el cáncer.
La OMS ha estudiado los efectos de la radiación sobre la salud y ha visto efectos adversos como cáncer, depresión, cambios de humor, problemas cardiovasculares, esterilidad, desórdenes del desarrollo, depresión del sistema inmunológico, fatiga, Alzheimer, jaqueca, alopecia, estrés, problemas de la visión, efectos negativos en el sistema nervioso y las neuronas y enfermedades degenerativas.
Pero claro, ni la OMS ni los gobiernos quieren dar la voz de alarma, puesto que esto afectaría a la industria tecnológica y por tanto los tan codiciados ingresos… Así que ante la desinformación o información no certera, mejor poner las precauciones necesarias por nosotros mismos.
¿CÓMO PROTEGERSE?
No podemos actuar en ciertos aspectos, como librarnos de la radiación natural puesto que es imposible a no ser que llevemos trajes antiradiación todo el día. Tampoco podemos deshacernos de la tecnología porque muchos trabajamos con ella y es necesaria. Los gobiernos, por el alto coste que supone, tampoco van a soterrar las líneas de alta tensión para evitar los problemas causados. Quizás si presionar para abandonar la energía nuclear como fuente energética, adquirir siempre aparatos que pasen los controles adecuados y homologados, apagar siempre los aparatos y routers WiFi cuando no se estén usando, evitar llamar o recibir llamadas donde haya mala cobertura (porque el dispositivo tiene que esforzarse más y emitir más radiación para mantener la comunicación), dormir con el teléfono móvil o aparatos eléctricos lejos, llevar unos hábitos de alimentación saludables (las vitaminas y los minerales son cruciales, así que es importante una ingesta mayor de frutos secos, cereales, fruta y verduras, o incluso llevar una dieta sana y ayudarnos de suplementos alimenticios), etc.
Los alimentos que ayudan a protegernos de los estragos y reparar los daños del ADN son aquellos ricos en vitaminas del grupo B (margarina, pescado, huevos, levadura de cerveza), melatonina (yogur, cereales, semillas, frutos secos), ácidos grasos (Omega 3 DHA – EPA, presentes en aceites vegetales), azufre (vital para que se absorban el resto de minerales, presente en ajo y cebolla), selenio (anacardos, pistachos, semillas de calabaza, pepinos, espinacas, lechuga, tomates, champiñones,…), zinc (cacao, mantequilla, sésamo, trigo) y otros alimentos que ayudan a reparar el ADN (granada, nueces, arándanos, alcachofas, espárragos, ciruelas, uvas, vino, canela, brócoli, cilantro, verduras, algas, cúrcuma,…).
Pero si ya llevas una vida sana, puede que te interesen otras alternativas para prevenir o paliar los efectos de la radiación de los aparatos eléctricos del hogar o el trabajo. Existen mitos como los de los cactus de la familia Cereus Peruvianus, que poniéndolo cerca de un ordenador o aparato eléctrico absorbe la radiación. Y es cierto, absorbe radiación porque la necesita para sintetizar un azúcar necesaria para su vida, pero no te quita la radiación que va hacia ti (la radiación viaja en todos los sentidos y el cactus solo absorbe la que va hacia él). Por tanto puedes tener un cactus para adornar, pero es un mito falso.
Finalmente, existen aparatos que han sido testados y probados para reducir los efectos nocivos. Algunos parecen ser fraudes, otros aseguran que tienen estudios serios detrás para demostrar que funcionan realmente. En España se comercializan varios, pero uno de los más serios y que tienen más estudios a sus espaldas es e-Harmonizer de CHI. Se trata de una simple pegatina que cuesta unos 18€ y que se puede pegar al aparato que más utilices (móvil, PC,…) durando sus efectos hasta 5 años.
La pegatina cuenta con unas láminas en espiral que están tratadas mediante una técnica láser y parecen neutralizar los efectos en los biosistemas. Para comprobar su efectividad se han hecho estudios con personas más sensibles a estas ondas y se han comprobado los efectos mediante electro-encefalograma EEG, bioresonancia mediante software PROGNOS, microscopia de campo oscuro, etc.
En la revista Discovery Salud se publicó un informe titulado “Un nuevo dispositivo demuestra que protege de las radiaciones de los móviles”. La FEBCCS (Fundación de ElectroBiomagnetísmo y Ciencias de la Salud) en colaboración con el Departamento de Salud de la Universidad de Alcalá de Henares esta detrás de este aparato…
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